miércoles, 5 de octubre de 2011

Lago Eyasi / Bosquimanos y Datoga

Martes, 04-10-2011

Son las 5 de la mañana cuando nos incorporamos para desayunar y ponernos en marcha para localizar a los Bosquimanos y Datoga.

Por el camino recogemos al que será nuestro introductor y guía con estas tribus.

Apenas ha amanecido cuando llegamos al "poblado" de los Bosquimanos. Pongo poblado entre comillas porque el lugar donde viven apenas tiene unas cuantas ramas trenzadas. Nada que se le parezca a una simple choza.

El grupo familiar esta dispuesto en tres círculos, solo de hombres, de unas diez personas cada uno de ellos. Al menos en uno de ellos, todos sus miembros, mayores y jóvenes, están fumando marihuana. También hay grupos de mujeres. Nuestro guía se adelanta y busca al representante de la tribu. Hablan entre ellos y después nos saludan los integrantes del primer circulo dándonos la mano.

Vemos el lugar y sacamos fotografías durante un rato.

Después, tres bosquimanos nos llevan de caza, aunque mas bien habría que decir que escenifican lo que es una cacería en su vida diaria. Nos percatamos de que esto es así cuando uno de los cazadores surge de entre matorrales con una pieza de tamaño medio, parecida a la gacela, aunque no era este animal, con el cuello traspasado por una flecha y el hocico ensangrentado, pero de sangre seca. A este animal lo habían matado hacia ya unas horas. Pero bueno, tampoco tiene mayor importancia...


El caso es que se disponen a cocinarlo. Comienzan todo el ritual, encendiendo un fuego con palos y hojas secas. Es asombrosa la facilidad con que lo hacen. Una vez consiguen el suficiente fuego, echan sobre el mismo el animal entero, sin quitarle la piel.

Ya bien quemado por fuera, le raspan la piel con el cuchillo para quitarle todo el pelo y lo abren en canal. Sorpresa! El animal tiene una cría, un feto de unos 25 cm de longitud. Hacen muestras de buenos augurios por este hecho.

Proceden a descuartizarlo. Primero la cabeza, que echan directamente entre cenizas. Después el resto del animal, que van echando también entre cenizas para que se vaya haciendo, dejando la mejor parte -el cuarto trasero- para ponerlo a asar insertado en un palo preparado in-situ para ello, sin tocar las brasas.

Poquito a poco van comiendo delante de nosotros, con las manos impregnadas de una mezcla de sangre, ceniza, tierra y solera, todos los trozos que han ido echando sobre el fuego, después de rasparlos previamente con sus cuchillos. El bosquimano de mas edad es el encargado de comerse el feto, también cocinado entre cenizas. Aaaaggghh! Horror!, como diría Iñigo. Verles comer de este modo, sin la mas mínima higiene impacta mucho.

Una vez asado el trozo de carne empalado, nos lo ofrecen a nosotros. Bueno bueno... primero yo y Alfonso después cogemos el cuchillo de caza que nos ofrecen y rebanamos un trozo. Esta bueno. Repetimos con valor. Michael se niega en redondo a comer esto. Ellos devoran (y nunca mejor dicho) todo lo que nosotros no hemos comido. Cuando acaban fuman un cigarro de marihuana entre los cuatro...

Regresamos al poblado. Preparan varios arcos y flechas y se disponen a enseñarnos a usarlos. Colocan un blanco a unos 30 metros sobre el que debemos dirigir nuestros disparos. La verdad es que no lo hicimos tan mal. Yo llegue a clavar una flecha en el blanco...seguro que por casualidad.

Nos enseñan sus diferentes tipos de flechas y el veneno con el que las impregnan, procedente de un árbol de la zona. El animal que recibe una de estas flechas tarda unos 20 minutos en morir.

Compro dos flechas sin veneno (aunque me he quedado con las ganas...) como recuerdo. Alfonso además de las flechas se compra el arco. Se ve que piensa practicar en el Retiro de Madrid.

Para finalizar la visita nos ofrecen una danza típica relativa a temas de caza, invitandonos a participar. Yo acepto. Lo hago como uno de ellos...jejeje. Podéis creerme.

Nos despedimos entregándoles algo de dinero, galletas para los niños y unas botellas de agua, sobre las que se avalanzan. Queda claro qué cosas son importantes aquí..

Proseguimos nuestro viaje hacia el lago Eyasi. Hacemos otro alto para visitar a la tribu Datoga.

Negociamos con el Jefe la visita. Se trata de un clan de tres familias. Los Datoga es una escisión de los Masai. Hicieron una guerra con éstos por cuestiones de ganado. Evidentemente perdieron y tuvieron que abandonar Ngorongoro para ubicarse en la zona del lago Eyasi.

Viven del ganado y del cultivo de maíz y también un poco del turismo. Dominan la técnica de aleado de metales y esto les permite fabricar todo tipo de pulseras de metal para los visitantes, y también, puntas de flecha que intercambian con los Bosquimanos. Nos enseñan el proceso de aleado y fabricación de piezas de metal. También nos enseñan -y participamos- en la molienda de maíz utilizando piedras.

El Jefe del poblado explica que los niños de 0 a 8 años no tienen tareas asignadas. De 9 a 18 años se encargan del cuidado de los animales (vacas, cabras, etc.) con el apoyo de las mujeres. De 19 a 35 años son guerreros y se encargan de proteger a su gente y al ganado. Los mayores de 35 años (que él llama viejos. ¡Jóder!) son los responsables de mantener la paz, de negociar y de guiar a su pueblo.


Compramos algún regalo y nos despedimos. Visitamos el lago Eyasi y luego comemos en el Camp Site. Sin perder mas tiempo iniciamos el largo camino de regreso hasta el hotel Springland, en Moshi, donde llegamos sobre a las 7 de la tarde.

Apenas tenemos tiempo para organizarnos, cenar y descansar algo. Nos hemos encontrado con Dani (Boston, USA). Nos cuenta que ha conseguido subir al Kilimanjaro por una ruta que requiere mas días pero que tiene menos pendiente.
¡Zorionak !
Mañana sale para Serengueti.

A media noche nos viene un transfer para llevarnos al aeropuerto de Kilimanjaro...

Un abrazo

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